Quinto Fragmento Capítulo I del "Testamento de Drácula"

En tono humilde, turbado y dubitativo, casi como un adolescente ante la profesora de sus sueños a punto de hacerle gozar con los "castigos" de sus más inconfesables fantasías, el dignatario moscovita musitó:

- Ve…verá… A… Alteza… Yo… Sí. En…podía decirse…que… sí, en efecto - tomó carrerilla, recuperando parte de su disciplinada frialdad habitual de implacable tecnócrata del poder - en efecto, eso es lo que propongo. No podría haberlo expresado de modo más claro y preciso que vos, Señora…

La aristócrata hindú sonrió misteriosamente, se volvió hacia un lado y susurró, sin abandonar su peculiar acento entre señorial e insinuante:

- Os agradezco vuestra sinceridad, Ministro Sherbatoff. Hacedlo, pues, convengo en ello. Aun cuando soy plenamente consciente de que tan sólo lograremos un aplazamiento del conflicto. Se muy bien, créanme, que ningún secreto dura demasiado. Al final, lo oculto será desvelado, pero quizás nos proporcione cierto margen de maniobra… Supongo que nuestra eficiente Primera Ministra sabrá aprovecharlo… Pero - si me perdonan - no es ese el principal problema que me interesa. Mucho más fascinante resulta interrogarnos un poco acerca de las causas primordiales de esta Crisis. Créanme, no podremos dominar el Presente ni controlar el Porvenir sin ahondar en el conocimiento del remoto Pasado. A veces, estimado Vladimir, el pragmatismo occidental no basta para resolver los problemas auténticamente complejos, sino tan sólo para esconderlos, aunque sí sea útil a corto plazo, más como primer tratamiento de choque paliativo que cual verdadera cura definitiva. Para lograr ésta, es mejor complementarlo con la amplia perspectiva retroprogresiva característica del pensamiento oriental en general e hindú en particular. Dígame, profesor Estrada, ¿Porqué cree que los Maestros - o mejor dicho, Maestras - Lilithas no corrigieron los defectos de su experimento? Puede que la bioingeniería genética no fuese su especialidad favorita, pero no dejaban de ser una civilización madura, poderosa y enormemente evolucionada, capaz de saltar entre lejanas estrellas y dominar las fuerzas más oscuras y sutiles entre los Universos y sus múltiples dimensiones… Estoy convencida de que, espoleados por la más potente motivación posible, la de su propia supervivencia, hubiesen podido centrar sus potentes mentes en el problema y solventarlo. Por el contrario, parece que abandonaron y se marcharon de la Tierra. ¿Por qué? Parece absurdo, incomprensible. Imagino que su afortunada combinación de conocimiento racional e intuición tiene una respuesta para ello, al menos en términos provisionales. Me complacería mucho que nos la brindara, para contrastarla con mi propia impresión sobre el tema.

Mientras formulaba su pregunta, la Dama Antigua se inclinó sobre el científico cálido, quien había sido colocado a su diestra en torno a la mesa, haciendo girar ligeramente su sillón de cuero y deslizándolo un poco hacia él, de modo que la punta de una de sus zapatillas de raso verdes, adornadas por pequeñas y trapezoidales piezas de brillantes aguamarinas, casi rozaron la pernera del hombre justo por encima del tobillo. Una encantadora panorámica de sus muslos aterciopelados y opulentos, cruzados entre sí y exhibidos a través de la aguda abertura de la parte inferior del vestido se ofreció a la vista del investigador, pero éste no bajó la mirada fría y escrutadora de las mareantes e insondables pupilas almendradas de la mujer. Ella posó su mano en el antebrazo del profesor, cerca del codo, con delicada firmeza, y sus uñas de gata limadas en punta hasta acabar en agujas milimétricas crecieron, atravesando el fino tejido de seda de las mangas, hasta rozar la carne suave y velluda. Las uñas iban recubiertas por una delgadísima mano de pintura color violeta, cuyas capas moleculares incorporaban un nanochip inteligente, capaz de adaptarse a los cambios de tamaño y curvatura experimentados por las mismas en concordancia con las emociones de su propietaria, adelgazándose o compactándose sin perder un micrómetro de uniforme y satinada perfección en su recubrimiento. Ella le sonrió, y adelantó el rostro hasta situarlo a unos cinco centímetros de la cara de su interlocutor, arrimándose a él todavía más, hasta que sus piernas se tocaron y la zapatilla de la que mantenía alzada en el cruce se pegó con fuerza a una de las pantorrillas de Estrada. Algunos ondulantes rizos de sus densos y relucientes cabellos negro-azulados, de larguísima melena recogida en una magnífica trenza que se derramaba cual embriagadora cascada hasta media espalda, escaparon por el borde dorado del shari, flotando ante su vista. El intensísimo aroma de sándalo, rosas y un vago efluvio almizcleño envolvió las fosas nasales del cálido, sofocándolo. El tacto de la Antigua era helado, pero de alguna manera ardiente al mismo tiempo, como la exquisita turgencia de las macizas cúpulas de sus pechos, silueteados en penumbra bajo las telas traslúcidas del sutil y provocativo vestido. Los labios de la princesa se movieron, grandes, anchos, jugosos, muy similares en su contorno a los de la famosa boca de la Presidenta Vitalicia, pero pintados en color violeta oscuro, casi negro, a juego con las uñas de sus manos y pies. Su nariz, más bien pequeña y chata, se arrugó ligeramente, y el anillo de platino que la perforaba, labrado en la zona visible por un diminuto Dragón Alado emergiendo de una concha, destelló casi con furia.

- ¡Hábleme, ilústrenos, profesor…! ¿Cuál debió ser la razón de que nuestras Madres Creadoras procedentes de Sirio se rindieran, “tiraran la toalla” - como decís los occidentales - tan pronto…? No encaja, verdad…

Le sonrió de nuevo, como si fuera a devorarlo, y sus nacarados incisivos crecieron con pícara y fugaz vivacidad, traviesos, para esconderse de nuevo una vez más.

Varios de los reunidos rebulleron en sus butacones, intrigados, fascinados o excitados por el peculiar jugueteo desplegado por la exótica y bellísima Dama Oscura, y algunos incluso se atrevieron a mirar de reojo a Elizabeth. La Bathory permaneció impasible. Si le molestaba la actitud entre burlona, retadora y coqueta de su aliada de igual o superior rango y Maestría Oscura con dos de sus “cerebritos frescos” protegidos predilectos, no lo demostraba en lo más mínimo.

Por su parte, el profesor Estrada, si bien sonrió sin disimular su halago y hundió sus iris con cierto grado de hechizado embeleso en las dos oceánicas pupilas de la princesa india, no titubeó en responder con lentas y murmurantes sílabas a su pregunta, en un tono casi íntimo y confidencial, que obligó a los otros dos cálidos presentes a aguzar el oído para lograr captarlas. Los vampiros, por su lado, no tuvieron la más mínima dificultad para ello, gracias a su hipersensibilidad auditiva, aunque algunos de los neonatos, por pura inercia de sus vidas anteriores, imitaron de modo inútil el gesto de sus cercanos parientes biológicos.

- Está claro que, debido a los rasgos de su Civilización, condicionados por su origen biológico, poco inclinada a prodigarse en motivaciones típicamente mamíferas tales como el cuidado de niños, enfermos y ancianos, los Lilithas no eran unos ases en biomedicina e ingeniería genética, no al menos a la admirable altura a la que rayaban en otros terrenos… Pero estoy de acuerdo con vos, Alteza, que, de habérselo propuesto, hubieran logrado reconducir su proyecto de hibridación, retocando el diseño del retrovirus endosimbiótico que nosotros llamamos V-5 y perfeccionando así los especimenes de vuestros linajes primigenios hasta conseguir su objetivo. Así pues, si no es por falta de motivación - cuál otra mejor que poder refugiarse, instalarse y volver a hacerse grandes en un nuevo Mundo virgen a su entera disposición - ni de capacidad intelectual o técnica, parece que el fallo debió radicar en otro factor… ¿Y cuál es el tercer factor necesario y suficiente para el éxito de cualquier programa científico avanzado?... Obviamente, la estabilidad, el tiempo, imprescindible para madurar ideas, analizar dificultades, interacciones génicas imprevistas, por ejemplo, refinar procedimientos, multiplicar los ensayos de laboratorio, introducir los reajustes y observar sus efectos en el organismo manipulado y su entorno. En definitiva, por pura lógica, concluyo que nuestras amigas Sirianas no pudieron finalizar satisfactoriamente sus planes de colonización porque no tuvieron tiempo para desarrollar un modelo de híbrido viable por completo entre su genoma y el de nuestros antepasados. Una amenaza exterior, posiblemente sus eternos enemigos de Orión, o cualquier otra, las alcanzó en su destierro, obligándolas de nuevo a huir. Por eso se fueron de este Sistema Solar, dejando plantada para siempre en nuestro mundo y nuestro amanecer como Civilización la semilla de su trabajo incompleto…No sé si la traducción de esos jeroglíficos confirma mi razonamiento - agregó el sabio con acento cauteloso, lanzando un rápido vistazo al pétreo y atento rostro de la Primera Ministra- pero…

La dirigente hindú asintió en silencio, amplió su sonrisa hasta hacerla arrolladora y volvió a lucir y esconder sus marfileñas dagas de placer y muerte…

- ¡Magnífico, profesor! - le animó Maya acariciándole el brazo con ligeras rascaduras de sus uñas - Mi amiga Erzsébet demuestra una vez más su fino olfato para escoger nuevos talentos… Pero, no le digas nada, querida - solicitó volviendo un instante la cara hacia la Bathory para después volver a concentrarse en el cálido - entonces… ¿no cabría esperar que los Orionitas, si es que fueron ellos, no estudiasen con detalle la Tierra antes o a la vez que empeñarse en perseguir al errante resto de sus desafortunadas enemigas, para comprobar si éstas habían instalado alguna clase de establecimiento o acción permanente sobre este mundo? Al fin y al cabo, ellos, otrora vencidos y sometidos de la forma más cruel, disponían ahora de un Imperio interestelar de recursos a su disposición, y los fugitivos apenas contaban con las limitadas materias primas que habían podido recoger de Marte, la Tierra y con suerte los asteroides o algún otro rincón más de nuestro Sistema Solar durante su breve estancia en este periférico barrio suburbial de la Galaxia…

El interpelado frunció el ceño, contempló larga y dilatadamente los hechiceros ojos de la mujer, como buscando inspiración en ellos, suspiró y dijo, acariciándose la perilla con su mano libre:

- Imagino que sí. Pero, tengamos en cuenta que el número inicial de vampiros primitivos debía ser limitado: El mero resultado de unas pocas e incompletas series de ensayos biogenéticos… Y quizás subestimaron más de lo prudente la relativamente inferior habilidad bio-manipuladora de sus adversarias. Esa actitud cuadra con la psicología de una especie guerrera, osada y avanzada en ciertos aspectos, pero rígida, conservadora y no muy imaginativa, bastante primitiva en sus conceptos morales y estructura social - señaló Estrada con cierto desprecio o repugnancia en su entonación - en nuestro propio planeta hay variados ejemplos de ello. Puede que se limitaran a una revisión superficial de este Globo y no los localizaran, o bien, al constituír una civilización poco expansiva y relativamente atrasada en el campo de la navegación cósmica, no contaban con una flota de avanzadilla muy numerosa y desarrollada, y se centraron en intentar cerrar el paso a la huida de sus ancestrales enemigas, las Matriarcas de Sirio, antes de que éstas consiguiesen "saltar" hiperespacialmente a otro punto del Universo indetectable. No lo sé. Carezco de datos para formular una hipótesis sólida al respecto. Aunque, personalmente, dudo mucho de que los orionitas amenazaran en serio la supervivencia de las incipientes y primitivas colonias de nosferatus híbridos dispersas sobre la Tierra; En realidad, estoy seguro de ello: De lo contrario, las habrían exterminado con gran facilidad, y hoy no estaría compartiendo esta Mesa con una selecta y vigorosa mayoría de vampiros... - agregó en medio de una radiante e irónica sonrisita un tanto zumbona -.

- Impecable lógica, profesor - alabó la princesa Antigua, y se estrechó todavía más contra él, intensificando la profundidad de sus masajes y acompañándolos de un ligero vaivén de su travieso y pequeño piececito-...

Su sonrisa era pura miel caníbal, y sus colmillos destellaron un poco más tiempo cual paradójica tentación tornasolada antes de volver a envainarse una vez más en la embrujada gruta de su boca.


Un atildado, esbelto, maduro y refinado aristócrata Antiguo, sentado justo en el extremo opuesto del diámetro de la mesa respecto a la desigual y circunstancial pareja, alzó una fina ceja y su afilado rostro de nácar y exquisita gelidez tan aguda como cruel osciló en una sutil y momentánea mueca entre burlesca y desdeñosa. Se llamaba Lord Ruthven, era británico y había sido casi tan tan famoso como lo fue Drácula en su tiempo. Es más - como no se cansaba de repetir con insoportable altanería hasta producir náuseas - se había adelantado unas décadas al Gran Maestro y Soberano de las Tinieblas en su idea de conducir a la por entonces clandestina Hermandad Oculta de los No-Muertos a su definitiva revelación y fusión con la vigorosa corriente de la Humanidad cálida, dispuestos a gobernar el Orbe junto a ellos, es decir, que había formulado en su mente la Gran Visión del Legado y el Nuevo Amanecer incluso antes que el mismísimo Padre Fundador, coincidiendo con él además en sus primeros pasos para desarrollar su gigantesco y audaz Proyecto: Frecuentar la alta sociedad del Imperio Victoriano de la Primera Revolución Industrial fingiendo ser tan sólo un noble seductor, elegante y estrambótico, y seducir para su secreta causa a una pluma eminente, en realidad, mucho más eminente que la de Bram Stoker; Nada menos que la del celebérrimo y "olímpico" Lord Byron, coloso de las letras inglesas durante el auge del Romanticismo, aunque bien es cierto que el relato libremente inspirado en sus viajes y andanzas galantes y depredadoras, "El Entierro", no fue concluido por el genial pero voluble autor, sino por su íntimo confidente y secretario, el singular médico y escritor John Polidori, quien consagró para la fama literaria universal a sí mismo y al eminente y frívolo nosferatu, a través de una versión relativamente diferente del mismo relato, "El Vampiro", en el cual estableció las bases formales y estéticas del subgénero dentro de la novela gótica, si bien entremezclando la personalidad de Ruthven con la del propio Byron, con quien mantenía una compleja relación de fascinación-odio tan contradictoria como masoquista... Posteriormente, Lord Ruthven, aunque era el jefe de un modesto pero muy bien organizado e influyente Clan de Sangre independiente asentado en las Islas Británicas e Irlanda del Norte, se convirtió en uno de los más leales y entregados colaboradores de Vlad Tepes en su complicada, lenta y astuta operación de propagación, infiltración e interpenetración con el mundo de los cálidos, a lo largo de los últimos dos siglos, al darse cuenta de que tan sólo como uno de los máximos lugartenientes de un líder mucho más poderoso y enérgico aunque algo menos sutil y escurridizo que él mismo podía lograr ver realizados sus sueños..., sustancialmente coincidentes con los del arrollador y tenaz voivoda. Una vez conseguida la Victoria, lógicamente, fue extensa y duraderamente recompensado por ello... y ahora constituía el amo y señor indiscutible de la estructura política y económica de la Hermandad y la Orden del Dragón en la Gran Bretaña y los antiguos territorios de la vieja Commonwealth, uno de los resortes fundamentales de la Gran Maquinaria de la Confederación en el Mundo... Asimismo, ocupaba el cargo de Primer Ministro de Su Graciosa Majestad Elizabeth III, una estrambótica y complicada neonata de la Casa Windsor de carácter retorcido, voluptuoso y arrogante, tan susceptible, caprichosa, perversa e inaguantable como él mismo, pero igualmente lista y dotada para el arte de la conservación y administración del placer y el poder, por lo cuál ambos se entendían a la perfección, ante el pasmo de propios y extraños. Presidente del Partido Liberal Reformado, bisagra eterna entre los Nuevos Laboristas de amplia mayoría cálida y un Partido Neoconservador moderadamente supremacista constituido casi en exclusiva por vampiros, controlado por rancios y encartonados Lores Antiguos y heredero de los tories, llevaba como ilustre e incombustible inquilino del Nº 10 de Downing Street casi noventa años, constituyendo el jefe de Gobierno más duradero de la Historia justo después de la misma Bathory, de lo cual hacía gala con su proverbial inmodestia. Cultísimo, cínico, burlón y en ocasiones travieso como un adolescente precoz e igualmente irritante, era célebre tanto por los sorprendentes excesos de su ego, como a causa de su incomparable habilidad para la retórica letal, la organización de deliciosas y reservadas fiestas que solían acabar en desenfrenadas orgías de élite y la más absoluta devoción por las intrigas exitosas, aunque siempre dentro de una inconmovible lealtad al espíritu del Legado.

No le hizo falta levantar la mano, tan sólo cruzar una helada mirada de fulgente topacio con los iris dorados y altivos de la condesa.

- Lamento discrepar con tan ilustre sabio, de quien se afirma "conoce más acerca de nuestra naturaleza que nosotros mismos" - se permitió parafrasear el aristócrata Antiguo, una vez comprobado que la todopoderosa "Dama de Acero" le concedía en silencio permiso para intervenir en el debate - mas aunque yo carezca de sus admirables conocimientos científicos sobre el genoma y el proteoma diferencial vampírico y los mecanismos moleculares íntimos del proceso de Conversión, me permito recordarles que, entre otras diversas cualidades, soy considerado uno de los más completos eruditos en la Historia y mitología de nuestra especie..., amén de un notable experto teórico y práctico en la psicología de nuestras dos Razas y en la ciencia etológica, pues el estudio de las bases biológicas del comportamiento de los animales sociales siempre me fascinó. Por ende, me siento al menos autorizado a matizar la última parte de sus deducciones: Estimo - ilustres damas y caballeros - que los Orionitas odiaban demasiado y llevaban demasiado tiempo sometidos al duro yugo de las Madres Oscuras de Sirio como para no haber aprendido de sus íntimas y permanentes enemigas viscerales... Hasta un perro, tan estúpidamente limitado en su capacidad para ejercer la maligna virtud del engaño o la simulación, primeras señales del desarrollo de ese perverso don que llamamos inteligencia, tan estúpidamente fiel y corto de entendimiento, acaba por aprender a huir de un amo cruel que lo apalea y aterroriza cada día... Como sentenció mi amigo Nietzsche, genio precursor de nuestra Nueva Era a quien tuve el honor de conocer personalmente durante uno de mis múltiples viajes, "Lo que no nos mata, nos hace más fuertes", y "Cuando alguien contempla largamente el Abismo con la intención de combatirlo, el Abismo no tarda en penetrar en él"... Para mí, está claro que los caninoides de Orión, una vez liberados por un improbable golpe de fortuna de su forzada sumisión al desintegrado Imperio de Lilah, ya no eran tan simplistas ni lineales en sus astucias y estrategias de combate... Casi seguro que registraron a conciencia tanto Marte como la Tierra, al menos dejando a cargo de ello a un reducido contingente científico-militar, aun cuando el grueso de sus efectivos, concedo que quizás bastante limitados, en eso sí convengo con las deducciones lógicas del profesor Estrada, se lanzase enseguida tras el rastro de sus detestadas y ahora débiles y diezmadas adversarias ancestrales.
Lord Ruthven sonrió, sin ocultar su intensa autosatisfacción ante aquel despliegue de agudeza dialéctica sazonada con su florido y rimbombante estilo pronunciado en el más puro y selecto inglés de Oxford...

- En ese caso - le interrumpió la princesa hindú, sin dejar de regalar con sus suaves caricias al investigador cálido, mientras clavaba en su congénere algo menos poderoso pero igualmente influyente las dagas de ébano y esmeralda de sus enormes y fosforescentes ojos de felina - sin duda habrían hallado a los escasos representantes de las primeras estirpes, los "Hijos de Caín" de nuestras leyendas y textos sagrados...y, armados con su superior tecnología, los habrían exterminado... Como muy bien argumentó Pablo - añadió, volviendo la cara un instante para sonreír al aludido con almibarada y a la vez regia aprobación - tal posibilidad es absurda, mi querido Lord... Al fin y al cabo, los vampiros sobrevivimos... Es evidente, ¿no creen?


Un leve coro de risitas complacientes se extendieron por los confines de la sala. Lord Ruthven era respetado y temido, pero no demasiado amado a causa de su afectada presunción despectiva e inaguantable pedantería. Sin embargo, paradójicamente, el profesor parecía dudar, y su ceño se frunció con expresión contrariada y reflexiva...

Las delgadas y arqueadas cejas de Su Señoría se elevaron con indulgente displicencia, volvió a sonreír como un pavo real y replicó, acompañando su ágil silabeo con suntuosos aleteos de su delgada y estilizada mano diestra:

- Parece evidente, Alteza... Pero ha de recordar, mi bellísima e inteligente Maestra, que, con frecuencia, la apariencia de la verdad no es más que su propia máscara engañosa... Según pude colegir al escuchar anteriormente el resumen informativo acerca de las características esenciales de la cultura de esos cánidos, mantenían un sistema de creencias fuertemente impregnado de naturalismo y ultraecologismo, por lo cuál no tendían a conquistar otros mundos si éstos se hallaban ocupados por cualquier forma de vida racional, por primitiva que ésta fuese. Consecuentemente, habían de respetar una ética ideológico-religiosa estricta acerca del grado de intervencionismo admisible en un planeta primitivo aunque ya tímidamente poblado por inteligencia autóctona como era entonces la Tierra. Considero, por tanto, que no se atrevieron a desencadenar un genocidio selectivo contra los clanes de sangre primigenios, por temor a que su actividad invasora y la mera presencia de sus guerreros, armamento y aparatos avanzados alterase la "sagrada" evolución natural del Homo Sapiens. Sin embargo, eran expertos manipuladores genéticos... La solución al dilema está clara: Pienso que se limitaron a diseñar a su vez otro retrovirus endosimbionte específico destinado a hibridar su propio genoma con el humano, creando un número controlado y tan sólo limitadamente superior de criaturas, programadas para dar caza y matar la "perversa obra" de sus odiadas ex-esclavizadoras, sin tocar ni acercarse tan siquiera a las incipientes poblaciones y grupos étnicos terrícolas. Aunque, al mismo tiempo, estériles, para que se extinguieran por sí solos una vez cumplido su cometido y así no "contaminar" la naturaleza virgen de este nuevo "territorio consagrado a su Dios-Lobo", o cualquier necedad religiosa similar. Soltaron a dichos sabuesos selectivos y se marcharon, temerosos de perturbar más aún el ecosistema terrestre. Lo que ocurre es que subestimaron la capacidad biogenética de sus viejas rivales, y tampoco previeron el peculiar efecto de dominancia de los genes nativos humanos sobre los sirianos y los orionitas: En consecuencia, los vampiros primitivos eran mucho más feroces, fuertes y salvajes de lo que ellos mismos o sus diseñadoras esperaban y, por otro lado, en algunas de las primeras manadas de sus monstruitos la recombinación original mutó, generando individuos fecundos. Así, como eran mamíferos de sangre caliente y habían sido ajustados con idéntico número de pares cromosómicos a los de los humanos cálidos, se aparearon con ellos a la vez que se desarrollaba una larga y cruenta guerra entre sus mandas y los linajes de nuestros más remotos antepasados nosferatus... Crecieron, por tanto, en número, poniendo en gran aprieto la supervivencia de dichos clanes primordiales de nuestra especie, pero, a la vez, tal propagación fue su perdición: Al mezclar su genoma con el de los nativos comunes perdieron o debilitaron con mayor rapidez parte de sus facultades, habilidades y poderes psicofísicos sobrehumanos..., siendo por ello vencidos al final por la Tercera Generación de Clanes de Sangre convertida por el Abrazo Oscuro de los primeros Hijos de Lilith y Caín... Tal guerra prehistórica y su desenlace está descrita bastante bien en el Libro del Origen de nuestro "Testamento de Caín", aunque en un alambicado y confuso lenguaje mítico-religioso realmente lamentable, y posee sus ecos en algunos otros textos ancestrales similares de las culturas cálidas, como el Antiguo Testamento de la Biblia, el Libro de Enoch, el Gilgalmesh o el Bahavad-Ghita... Recuerdan la sugerente cita del Génesis: "Y viendo los Hijos de Yahvé que las hijas de los hombres eran hermosas... etc, etc..." ¿No parece ahora mucho más claro? Adivino por la expresión de varios entre ustedes y, especialmente la del profesor, quien también destaca por su elevada sapiencia en la mitología y los cultos de nuestra especie, que han adivinado certeramente a lo que me refiero...

Inclinó la cabeza de amplia y noble frente coronada por abundantes y lustrosos cabellos gris-azulados con gentil elegancia, cediendo la palabra sin hacerlo explícito de modo verbal al sabio español:

- ¡El Mito de los Licántropos..., claro está, como no se me había ocurrido antes! - exclamó Estrada con vehemente excitación intelectual, mientras, a su lado, los exquisitos estímulos inspiradores de la bellísima y juguetona Antigua se interrumpían de golpe, víctimas de la pura estupefacción - Los licántropos, las feroces hordas y manadas de "Hombres-Lobo", los lobisomes que amenazaron seriamente la pervivencia misma de las primeras Estirpes de Sangre... " Eran fuertes y veloces como nuestro pueblo, e incluso aun más temibles y sanguinarios, aunque mucho más torpes e incapaces en general de proyectar sus almas fuera de sus cuerpos cambiantes, mortales en apariencia en su condición habitual, mas prontos a metamorfosearse con espantosa facilidad cuando la furia asesina se apoderaba de sus cuerpos y mentes, sobre todo bajo el influjo del Plenilunio... Malditos infieles enemigos de la Gran Madre Nocturna, demonios blasfemos capaces de usar su poder contra sus propios Hijos Predilectos..., pero afines a los cálidos, a quienes no osan herir de forma alguna, e incluso en ocasiones se asegura haberlos visto mezclándose entre sus tribus bajo sus perfectos disfraces diurnos y hasta tomando para sí carnalmente a sus más hermosos y vigorosos ejemplares de ambos sexos y emparentando con ellos..." - citó casi textualmente el nanobiólogo, recitando un célebre versículo del "Libro del Origen" con soltura. ¡Jamás creímos que poseía una base real, pues no existe evidencia arqueológica alguna ni rastro físico orgánico detectable de esos seres..., pero..., al fin y al cabo, hasta hace poco más de un siglo, igual ignoraba la inmensa mayoría de mi especie la existencia real de vuestra gente...! ¡Sí, ahora encaja todo, tiene usted mucha razón, estimado Lord Ruthven..., hago votos por su maravillosa inteligencia...! Y ahora, Señora, se lo ruego, no nos tenga más en ascuas - solicitó, mirando de frente a la Primera Ministra - . ¿Puede confirmar o negar el escenario general que hemos deducido entre Su Señoría y yo? Tengo la profunda convicción de que sí, pero...

La condesa Bathory asintió, sonriendo, satisfecha por exhibir el altísimo nivel cerebral de sus más dilectos partidarios:

- Así es, profesor. Los petroglifos confirman vuestras impecables y magníficas deducciones lógicas.

Una auténtica explosión de murmullos, exclamaciones, alabanzas, comentarios, jadeos, gruñidos y siseos estalló en la Mesa, demostrando una vez más que, pese a sofisticadas intervenciones extraterrestres, el tronco común de ambas especies seguía siendo más o menos el señalado por Darwin...


- Se supone que los Orionitas y sus bichejos híbridos eran mamíferos de vida breve ¿no es así? - se interesó el joven neonato flamenco atildado y un tanto imberbe enviado por el Gobierno de la Unión Europea, con su fina voz innegablemente amanerada-.

Un nuevo alud hizo temblar el pulido y suave tablero, al tiempo que la moderadora asentía con rotundos movimientos de su cabeza, secundada con gestos de obvia afirmación desdeñosa por parte de los dos eruditos nacidos en siglos distintos bajo las banderas de los dos grandes reinos que más gloria imperial dieran al Viejo Continente...

- Exacto, por eso no debemos preocuparnos por esos malditos licántropos - aseguró Elizabeth con rotunda autoridad -. Ellos no pueden hibernar ni resistir el paso de los siglos como nuestra especie...y nuestros lejanos ascendientes se encargaron de acabar con esa chusma hace milenios.

Todos asintieron ruidosamente, sobre todo porque era lo que deseaban escuchar.

Pero, a pesar de su severa firmeza, la sagaz Primera Ministra se equivocaba peligrosamente. Más de lo que ella misma podía imaginar.

Cuando el desordenado alboroto verbal de los próceres de ambos sexos y especies allí reunidos se calmó un poco, un neonato alto, esbelto y a la vez dotado de un cuerpo ancho y corpulento, vestido con un carísimo traje azul oscuro a rayas diplomáticas , camisa celeste y corbata en vivo color escarlata, surcada por anchas bandas doradas, levantó la mano, posando su fría mirada azul cobalto en el rostro de la Primera Ministra, situada justo en el extremo opuesto de la mesa. Ésta asintió con un leve gesto y la voluminosa cabezota del caballero asintió, inclinándose cortés y brevemente. Sus cabellos, rubios y cortos, armonizaban con su piel blanca y teñida de un uniforme rubor coloradote, resultado de sus frecuentes excesos en orgiásticas libaciones y un consumo excesivo de cócteles sanguinos.

- Gracias, Excelencia Serenísima - articuló el alto ejecutivo de la Exon-Energy Corporation con una marcial inclinación de su maciza cabeza -. Una vez dirimida la sugestiva y fructífera polémica intelectual entre nuestros dos sabios colegas, cuyas aportaciones para una integral y profunda comprensión de las poliédricas consecuencias del Gran Hallazgo y su profundo significado sobre el pasado y remotos orígenes de nuestras especies y sus futuras consecuencias científicas son inestimables, propongo retornar a un nivel mucho menos elevado el hilo de esta tormenta de ideas: Al fin y al cabo, esto es un Gabinete informal de Crisis, y hemos de ser pragmáticos, como bien apuntó antes el Sr. Ministro Sherbatoff. Centrémonos - pues - en concretar las medidas específicas a adoptar sobre...

Dos horas más tarde, el selecto cónclave se disolvió, tras heber redactado, después de interminables deliberaciones, un conjunto coherente de recomendaciones al Gobierno Confederal...

A la salida, en los pasillos, Elizabeth von Bathory se acercó con un firme taconeo al profesor, seguida de cerca por su leal y estólido ministro cálido. La princesa Kalishutra todavía acompañaba al investigador, estrechamente agarrada a su brazo derecho, exhibiéndolo casi como un trofeo. En torno a la singular e improvisada pareja, las Amazonas cedidas por la Primera Ministra se entremezclaban con una escogida docena de aguerridos miembros de la Guardia del Nuevo Templo Dorado de Kali, todos ellos morenos, barbados, neonatos, enjutos, altos, fornidos y salvajemente implacables..., de fama aún más despiadada que las primeras, tocados con sus vistosos uniformes escarlata de gala rematados por espectaculares turbantes negros bordados de oro.

Como un solo ser, todas ellas y ellos abrieron paso, respetuosos y reverentes, a la Antigua, cuando ésta caminó hacia Estrada, posó una afilada mano en su brazo izquierdo y, dirigiéndose a la Presidenta hindú con una afable pero taimada sonrisa diplomática, murmuró:

- Siento quizás interrumpir el comienzo de una hermosa amistad, querida, pero me veo obligada a reclamarte la presencia de nuestro sabio a mi lado..., me temo que durante toda la velada. Asuntos de Estado, Maya... Lo siento de veras... Hemos de poner a punto algunos temas e informar a la Sagrada Viuda acerca de las conclusiones adoptadas esta noche, así como en relación al contenido científico desvelado por los petroglifos. Y, para esto último, la presencia de Pablo es imprescindible. Por algo es su Consejero Científico Privado. A ella le encanta ser informada por Estrada de primera mano. Se llama a sí misma "su más aplicada alumna" en estas materias. Como comprenderás, no hay otra opción.

La Dama Oscura amplió su sonrisa, sus ojos de pantera centellearon, rebosando picardía, y comentó en tono indolente, aparentemente despreocupado:

- Como habrás comprobado en multitud de ocasiones, soy muy liberal en cuanto a la disponibilidad de mis Discípulos Oscuros, sobre todo si se trata de cálidos dotados de mentes geniales como la del profesor: La libre inspiración e intercambio de sensibilidades resulta esencial para mantener al día el "tono neuronal" de un cerebro fresco regado por sangre caliente bien hormonada... Pero, como comprenderás, la Voluntad de Nuestra Reverenda Presidenta debe prevalecer...

- Por supuesto, lo comprendo, querida... y te agradezco tu elegancia al comunicármelo a solas, de manera íntima y considerada...

Inclinó la cabeza con exquisita gentileza, se volvió hacia el hombre y le dedicó una dulce y tentadora sonrisa cargada de mórbidas promesas:

- Nos despedimos por ahora - pues - profesor... Pero me debes una... Espero que, si logramos hacer coincidir de nuevo nuestras endemoniadas agendas, aceptes mi invitación... Te aguarda una cena hindú especial y... una charla apasionante, como mínimo... - añadió con acento de puro terciopelo - .

Sus ojazos alargados y felinos parpadearon y le sonrió amplia y deslumbradoramente, enseñándole un instante sus aguzadas armas de marfileño poder...

El cálido ejecutó una cortesana reverencia y le devolvió la sonrisa, murmurando en un arrullo confidencial:

- Aunque sólo fuera la segunda, la oferta se muestra irresistible si procede de una Maestra tan inteligente, poderosa y, si me permite el atrevimiento, hermosa como vos, Alteza...

La princesa oriental profirió una singular risotada, al mismo tiempo ronca y cascabeleante:

- ¡Oh, ..., vamos, pero si eres todo un seductor...! Ya veo que no sólo manejas bien los genes en el laboratorio... Le has enseñado bien, cariño... - agregó, lanzándole una oblicua mirada preñada de sensual ironía a la otra Señora Oscura - .

La aludida inclinó la cabeza, con un mohín a la vez halagado y vanidoso. Ambas Antiguas se miraron a los ojos, clavándose sus aceradas pupilas con intensa fijeza. El profesor sabía que entre sus poderosas mentes se estaba produciendo una densa y silenciosa forma de comunicación a distancia: No era exactamente telepatía, fenómeno del que nadie había encontrado aún pruebas fiables, pero se le parecía en algunos aspectos. No había transmisión real de pensamiento verbal codificado, sino más bien una transferencia de contenidos emocionales, sensaciones, recuerdos e imágenes, cual retazos de la memoria viva a modo de puzzle, que el otro cerebro se encargaba de recomponer e interpretar, guiado por una mezcla indefinida de lógica e intuición... Empatía, sensitividad psíquica..., en suma, no más: Un mecanismo muy semejante al utilizado por un psicoanalista para diagnosticar a partir de un test de Rosarch o del difuso simbolismo onírico subjetivo, o el empleado por una vidente para lograr un porcentaje más alto de lo estadísticamente normal en sus predicciones, pero elevado a la máxima potencia posible... Esta rápida e impalpable modalidad de comunicación se desarrollaba en la mayoría de los vampiros, pero resultaba extrema entre los Antiguos y Ancianos de alto linaje, y siempre producía una fuerte incomodidad y no poca irritación a los cálidos presentes durante las inaudibles "conversaciones". Tal tendencia se acentuaba con la edad; De hecho, el diálogo entre dos o más Ancianos solía combinar breves frases y claves vocales estereotipadas acompañadas por prolongadas fases de enigmáticos silencios y concentradas miradas. Y, entre los escasísimos y medio míticos Matusalenes, a quienes casi nadie había visto, el mutismo podía llegar a ser prácticamente total..., lo que, unido a su progresiva pérdida del deseo más que de la capacidad de movilidad física, hacía imaginar un solemne y misterioso escenario de rígidas y marmóreas estatuas vivientes intercambiando en absoluto estado en apariencia inerte feroces y relucientes miradas..., algo ligeramente escalofriante, incluso para los neonatos y la mayoría de los Antiguos...

Sin embargo, Pablo Estrada no se inmutó. Estaba acostumbrado a presenciar tales "confidencias inaudibles" entre nosferatus Antiguos, un recurso ágil y eficaz para comunicarse fugaces mensajes de manera todavía más eficiente y discreta que la visitelefonía celular, especialmente popular, por cierto, entre las Damas Oscuras...

Evidentemente, sabía que ahora Elizabeth estaba emitiendo hacia el encéfalo de su amiga algunos detalles sobre el modo en que ella conoció al entonces jovencísimo estudiante universitario Pablo Estrada Ganceiro..., cuando éste era tan sólo un desconocido chavalito de poco más de 20 años, de extracción social muy modesta, apuesto y delgado, con pocos créditos en su holo-tarjeta/monedero, pero con la cabeza llena de sueños y talentos por desarrollar...

Si aquello le turbó de algún modo, no quedó reflejado en su semblante a la vez expectante y afable. Al fin y al cabo, muchos de los más notables miembros de la aristocracia Antigua sabían que aquel muchacho pobre pero de cerebro privilegiado había ascendido desde la nada hasta lo más alto de la pirámide dentro de la Nueva Sociedad combinando sus enormes dotes para el trabajo científico de vanguardia y la propaganda ideológica con una quizás no tan excepcional pero sí más que estimable y esforzada habilidad para ganarse buenas amigas entre las más poderosas e influyentes Matriarcas de la Orden... Sí, su meteórica carrera ascendente se había forjado en los laboratorios y frente a los tridiordenadores, pero también entre los blancos, suaves y ávidos muslos de las Damas Antiguas más potentes del planeta..., primero la Bathory, su gran Maestra/descubridora, después sus mejores aliadas y, por fin, su adorada y rubia Diosa, la mismísima Venerada Viuda...

Habían gozado de él, de su cuerpo, su sexo y su sangre, sirviéndose de los mejores años de su virilidad y vigor..., por separado y a veces formando pares o tríos, haciendo que las complaciera hasta quedar literalmente exhausto...

Pero jamás habían sobrepasado el límite de su integridad física o mental, ni tampoco le habían dado a probar los centenarios y densos caudales de sus propias arterias, para evitar convertirle en neonato, arriesgándose así a perder la chispa creativa de su genio abstracto. Ninguna de ellas se hubiese atrevido, protegido como estaba por el tremendo sello de las marcas de las dentaduras de las dos grandes depositarias del Legado en su cuello y otras partes íntimas de su anatomía...

Así había ocurrido... y dentro de los esquemas y valores de la Nueva Era, no había nada de vergonzoso en ello, sino todo lo contrario... En el actual estado de cosas, en el relativo y suave pero cada vez más extendido y dominante neomatriarcado hedonista derivante del Legado, resultaba normal que un muchacho joven utilizase sus atractivos para obtener el favor de las maduras señoras pertenecientes a las clases dirigentes..., al igual que había ocurrido y, aunque en menor proporción, seguía ocurriendo al revés desde milenios atrás... Con la ventaja de que ello no se consideraba reprochable en un mundo cada vez más permisivo, relajado y promiscuo, a imagen y semejanza de las costumbres y modos de vida propios de los clanes preponderantes entre los no-muertos...

La comunicación mental entre las dos vampiras de elevada estirpe terminó.

- Lamento habérmelo perdido - siseó Maya Kalishutra mirando a los ojos del cálido con férvida malicia - pues por aquella década me hallaba yo sumida en la Guerra contra la Doble Neoyihád Afgano-Paquistaní, y todas mis energías se concentraban en derrotar a esos despreciables salvajes y sus fanáticos amiguitos rebeldes de Cachemira... Pero espero poder recibir en breve... cierto grado de compensación... A veces, el fruto maduro es aún más dulce que el primerizo...

La Primera Ministra asintió, enviándole su silenciosa licencia, y su discípulo le dedicó una galante y profunda reverencia.

- Será un grandísimo honor y un exquisito placer satisfacer su generoso ofrecimiento, Alteza - aseguró el profesor en su tono más complaciente y prometedor - .

Ella sonrió como una altiva y al mismo tiempo voraz deidad, le besó en el cuello, rozando apenas un instante su lengua con la piel del cálido, y se marchó, rauda, seguida atropellada y servilmente por su compacta cohorte de despiadados monjes-guerreros neonatos, hermosas ninfas y tiernos efebos de ambas especies...

Una vez en el amplio ascensor cilíndrico reservado, Erzsébet apoyó su estrecha y afilada mano derecha en el antebrazo del elegante abrigo del sabio y le atravesó con su honda mirada mientras señalaba:

- Es una mujer fascinante, pero ten cuidado con ella. Su fidelidad a la Causa está por encima de toda sospecha, pero tiende a dejarse llevar por sus inmensas dotes para la ambición y la intriga. Puede enseñarte algunas cosas nuevas, y proporcionarte un gran deleite, pero también te creará ciertos enemigos. Debes acudir a la cita, desde luego, pero cómo y cuándo yo te indique... y siguiendo mis recomendaciones. Confía en mí, Pablo. Yo te descubrí, te protegí, te promocioné y nunca te he fallado...

Le ofreció el brazo, y él lo cogió de inmediato.

La vampira sonrió con satisfecha autocomplacencia.

- Ahora pégate a mí, querido... Allí arriba estará infestado de arpías y buitres de varios siglos de edad, ansiosos por atisbar algo de lo que no deben ni oler... Todos saben que eres uno de mis discípulos predilectos, quizás el más predilecto... y que nos une una íntima amistad... Deseo marcar bien a las claras mi territorio, cariño... Como aviso para navegantes...

Tras ellos, cinco deslumbrantes y atléticas Amazonas tendían la vista al frente, impertérritas y petrificadas como imponentes estatuas guardianas de un templo arcano y olvidado...

El ascensor se detuvo con un suspiro electroneumático. La condesa avanzó a paso firme, impulsando al cálido pero acomodándose al mismo tiempo a su paso. La colosal terraza estaba rodeada por un mirador circular, en torno al cuál se desplegaba una majestuosa panorámica de las soberbias torres de cristal, acero, cromo y biolux fosforescente erguidas sobre Manhattan. Su perenne resplandor sintético, aliado con las gruesas y plomizas nubes que encapotaban los cielos, ocultaba el fulgor de remotas y ya no tan indiferentes constelaciones...

La Antigua y el cálido cruzaron a toda prisa la explanada enlosada con piezas de cerámica flexible, seguidos y rodeados en parte por sus guardaespaldas femeninas de macizos músculos y agreste belleza, envueltas en relucientes y ajustados uniformes negros como los jirones de la noche que se vislumbraban entre las nubes.

En efecto, tal y como predijo la mandataria, el espacio libre entre las dos barandas concéntricas del espectacular Mirador se encontraba plagado de vampiros - sobre todo vampiras - cuyos ojos luminiscentes taladraban, atentos y ansiosos, la penumbra neblinosa y húmeda.

Pero ninguno de ellos contemplaba el hermoso y titánico paisaje urbano de la Gran Metrópoli Confederal, capital del virtual "Imperio" del Hemisferio Norte, pues todos convergían, expectantes e inquisitivos, sobre ellos dos, aunque enfocando preferentemente al hombre de sangre caliente y eludiendo en la mayoría de los casos enfrentar el impacto directo de las incisivas pupilas de ámbar y carmesí de la condesa húngara.

- No les mires a los ojos y camina un paso por delante de mí, querido. Y, por descontado, escuda tu mente pensando en banalidades, como yo te enseñé... - le siseó ella al oído - . No deben captar ni un corpúsculo/onda de tus pensamientos...

Los atezados y musculosos muslos de la Centuria Presidencial se contrajeron ligeramente cuando los guardias se volvieron, educados pero firmes, hacia la masa de sofisticadas fieras de alta cuna apelmazadas a lo largo del curvilíneo perímetro de la terraza; La voz alta y enérgica del Comandante Petroriano resonó a través del micrófono:

- ¡Por favor, ilustres Damas, distinguidos Caballeros..., les ruego desalojen la zona! El helicóptero despegará en breves minutos. Se trata de un vuelo privado de Su Excelencia Serenísima la Premier Elizabeth von Bathory y un amigo personal... Apelo a su elevada educación para que abandonen el Mirador..., esto no es un acto público oficial, ni tan siquiera ya una reunión informal... Mañana por la mañana, Su Excelencia les informará sobre el contenido de las deliberaciones del Gabinete de Crisis en una rueda de prensa holovisada y retransmitida por la Hiper-Red... ¡Repito - alzó el volumen, ante el aluvión de roncos gruñidos y agudos siseos de protesta - les ruego...!

El oficial al mando era cálido, pero sus dos metros diez de estatura y hercúlea complexión le convertían en un coloso..., además de haber sido tratado biogenéticamente para incrementar por tres su ya de por sí arrolladora fuerza y agilidad naturales sistemáticamente potenciadas y entrenadas. Además, los 2/3 de sus hombres eran neonatos experimentados tan titánicos a escala de su especie como él mismo...

- Les suplico obedezcan. No nos obliguen a cumplir la orden de desalojo por la fuerza..., algo en extremo desagradable dadas sus altas dignidades...

Inclinó la cabeza respetuosamente, cuadrada y granítica, rapada casi al cero, cubierta por el bruñido casco coronado por el Águila Imperial a la romana, pero de cabeza calva, lo que no impidió a su manaza derecha rozar la empuñadura de un grueso látigo neurónico, capaz de paralizar dolorosamente a cálidos y nosferatus por igual.

Todos sus subordinados imitaron el gesto ostensiblemente. En los ojos grises y helados del militar no se expresó ninguna emoción.

Elizabeth sabía que gran parte de la nobleza Antigua detestaba las situaciones en las que un cálido ostentaba la autoridad, pero había escogido a aquel hombre para fastidiarlos. Odiaba la actitud prepotente, entrometida y torpe de aquellos parásitos engalanados...

- "¡Esto es indignante... Somos boyardos..., no chusma del arrabal...!" - chilló una empingorotada duquesa de origen galés cuyos voluminosos rizos semejantes a algodón de azúcar enmarcaban un rostro de fina belleza y letal vaciedad de víbora... - .

- "¡Por la sangre de Vlad, esto es un ultraje...!" - clamó un potente vozarrón masculino con marcado acento alemán -... "Maldita amiga de cálidos..." - masculló con un brusco rugido soterrado y, después, escupió una flema sanguinolienta entre sus brillantes botas de cuero repujado - .

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