Ojos
que sueñan
boca
torturada en un silencio
llena
de ese sabor metálico,
cadenas
que infectan
la
negrura de tus deseos
manos
que susurran
piel
que seduce mis adentros,
rubor
de sangre en tus pupilas
mientras
amanece y tu tormento
me
descubre tus labios sumisos
emponzoñados
de mis delitos,
amarte
con codicia
con
la tibia sensación hiriente
de
saber que pierdo ante tus caricias
ahora
en mi última hora de vida,
soy
el que soy, sin esa mascara que miente,
soy
la ultima lagrima que inundan tus pupilas,
la
tenue respiración de una muerte cada día,
no
quiero vivir muriendo
ni
quiero ser un moribundo en tu lecho,
ya
veo esa estrella que perece soñando
y
tu corazón que por fin es libre sin mi pecado.
Arwen
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